Hay calles en las que sigue habiendo aires del pasado, Berlin. Ciudad de los grafittis. De la renovación. Ciudad sucia, descuidada, y a la vez perfecta, en construcción. Esquemas, naturaleza, diseño. El equilibrio perfecto.
El otoño al fin llegó. Como me gussshhhhhta.
Prenzlauer Berg. Senefelderstrasse. Gente BIO, parejas de treinta y tantos, bebés, tiendas guays, cafés de Lattes Machiatos a 3,50€ con leche normal y 50 Cnts más con leche de soja. Brownies con chocolate de Madagascar, lámparas modernistas, arte contemporáneo. Cochazos, joyas de taller personalizadas, muebles minimalistas, lofts de luz tenue y ventanales sin cortinas. Zapatos de piel y chaquetas de cuero, barbitas de tres días y gorritos a mitad de la frente. Bicis fixis, mercadillos de comida orgánica, ropa vintage. Amo Berlín y la sensación de vivir en mundos diferentes dentro de una misma ciudad.
Si. Ésta es mi calle, aunque solamente hasta Diciembre.
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